Los Vicarios que hasta ahora han estado al frente de la Misión del Caroní, desde 1922 que fue restablecida, son: Monseñor Diego Alonso Nistal, Monseñor Constantino Gómez Villa, Monseñor Salazar y Monseñor Jesús Alfonso Guerrero Contreras.
Monseñor Diego Alonso Nistal, primer Vicario Apostólico, hizo su entrada en Upata, sede del Vicariato, el primero de julio de 1924 e inmediatamente emprendió una gira que tardó meses, por todo el territorio misional acompañado del P. Crisóstomo de Bustamante, Superior Regular, y fray Darío Renedo.
En el 1925 fundó el primer centro misional en Araguaimujo, el cual puso a cargo del P. Santo de Abelgas llamado “apóstol de los guaraunos” y así fue acentuando su labor tanto en el Delta como en el Caroní. De igual manera, tratando con la ayuda del Ministerio de Relaciones Interiores, de desalojar a los misioneros protestantes de la Guayana Inglesa que habían invadido pacíficamente una franja de terreno venezolano de 22.000 kilómetros cuadrados, desde el paralelo 6, a partir de las cabeceras del Aponwao en Lema siguiendo su curso, y el del Akaruai hasta llegar a la frontera con Brasil hacia el nacimiento de Ikabarú. También en el cerro Akurimá habían establecido un poblado con escuela y capilla los misioneros adventistas y aquí, precisamente, después de haber sido desalojados por los comisionados de fronteras General Montes de Oca y Lucas Fernández Peña, los misioneros Nicolás de Cármenes y Maximino de Castrilo con el Hermano Fr. Gabino de San Román, fundaron la Misión de Santa Elena de Uairén, originalmente con el nombre de San Francisco de Akurimá, por instrucción de Monseñor Nistal y el Padre Ceferino de Aldea, quien era el Superior Regular. Esto a partir del 2 de febrero de 1931 cuando fue tomada en reunión de consejeros y consultores, la decisión de comenzar a fundar centros misionales en la altiplanicie.
En 1938, Monseñor Nistal cae enfermo y obtiene permiso del Prefecto de la Congregación para ausentarse del vicariato dejando en su lugar provisionalmente en calidad de Administrador Apostólico al P. Ceferino de La Aldea, Superior Regular. Monseñor viaja a Caracas procurando tratamiento para sus mal, pero fallece tras una operación por obstrucción intestinal el 23 de mayo de ese año. Fue sepultado luego de solemne funeral en la Iglesia de La Meceded de los PP Capuchinos de Caracas, en la que había sido consagrado Obispo el primero de mayo de 1924. El P. Ceferino de La Aldea pasará a ser el próximo Vicario Apostólico del Caroní con su legítimo nombre de Constantino Gómez Villa.
Monseñor Constantino Gómez Villa, nació en la provincia de León España, en 1891 y en 1908 ingresó a la Orden Capuchina. Concluidos sus estudios en la Universidad Gregoriana de Roma, fue designado profesor de Teología, cátedra que ejerció durante ocho años, al cabo de los cuales (1927), recibió el encargo de trasladarse a Venezuela para participar en el proceso de restauración de la Misión del Caroní. Empezó como párroco de Upata, luego Superior Regular durante tres trienios seguidos, Pro Vicario y Administrador Apostólico, Obispo titular de Cucussa y Vicario Apostólico del Caroní el 14 de julio de 1938 cuando fue preconizado por la Santa Sede. Consagrado el 18 de diciembre, tomó posesión el 30 de enero de 1939. El 4 de noviembre de 1954 Upata dejó de ser sede del Vicariato y Santa Elena de Uairén se convirtió en la capital de las Misiones del Caroní.
Una de las Obras notables de Monseñor Gómez Villa, ya en calidad de Vicario, fue la realización del Seminario Indígena cuyo edificio construyeron los capuchinos con recursos propios en una finca de 50 hectáreas donada a dos kilómetros de Upata. El Seminario fue inaugurado el 28 de abril de 1940 con 12 seminaristas.
Monseñor Gómez Villa, ya como Superior Regular y luego Vicario fue protagonista de la fundación de todos los centros misionales de la Gran Sabana. Junto con Monseñor Nistal consolidó la restauración de la Misión del Caroní, donde permaneció hasta mayo de 1968 cuando decidió retirarse después de 54 años de actividad misionera. Falleció de leucemia el 24 de marzo de 1981 a la edad de 90 años y sepultado en el altar mayor de la Iglesia Corazón de Jesús de Ciudad Bolívar.
Monseñor
Mariano Gutiérrez
El
Papa Paulo VI lo designó vicario Apostólico del Caroní y obispo titular a
Monseñor Mariano Gutiérrez, para llenar el vacío producido por la muerte de
Monseñor Gómez Villa, tío de Monseñor Samul Pinto Gómez, Vicario de la Catedral
de Ciudad Bolívar.
Monseñor Gutiérrez
estaba conectado con Guayana desde el año 1953, que entró
a formar parte de la comunidad religiosa de Kavanayén y en 1968 designado por
el Papa Paulo VI, fue consagrado en la Catedral de Ciudad Bolívar por el Nuncio
Apostólico de Venezuela, Monseñor Félix Pirozzi.
Monseñor Mariano Gutiérrez nació en
Vilacidago de la Rueca, Provincia de León, España, el 14 de julio de 1915 y ordenado sacerdote en 1939. En 1948 tomó posesión del Rectorado del Seminario
Mayor para Indígenas, ubicado primero en Upata y luego en Kavanayén. En 1968, obispo titular y vicario Apostólico
del Caroní. En 1989, Miembro de la
Academia Venezolana de la Lengua. En
1993 decidió separarse del Vicariato y aceptada su renuncia, se residenció
en Caracas donde culminó su producción
literaria.
El 2 de octubre de 1995 falleció en Caracas. Sus restos fueron trasladados a Ciudad
Bolívar y finalmente al templo de Kavanayén
donde fueron inhumados.
En diciembre
vino a ocupar la vacante del vicariato Monseñor Jesús Alonso Guerrero
Contreras, de la orden de los capuchinos, quien se interesó por publicar su último libro,
publicación póstuma que trata sobre la Cultura y la Mitología Pemón, en la que
Monseñor condensa sus relatos míticos más conocidos de la etnia Pemón y con la
cual corona sus obras etnográficas anteriores.
Monseñor Jesús Alfonso Guerrero
Contreras, dice en la presentación de esta obra que el mito traducido a un
lenguaje plástico (descripciones y
narraciones) constituye una realidad que rebasa la racionalidad humana y que
por tanto no cabe en menos conceptos analíticos, La narración mítica es un momento, faceta
de una realidad que sobrepasa por
amplitud y profundidad, la comprensión racional. La clave de la cultura Pemón es que (en un
principio todos los seres eran persona).
Según ellos todos los seres existentes
tienen un motoris, originante que
continúa vivo y protege a los suyos.
Estos seres primordiales vivían armónicamente hasta que los primeros
Pemón rompieron con sus maleficios nacidos de la envidia. Desde entonces, todos los seres tienen un imonoreca, una capacidad de hacer daño
que amenazan a todos los seres humanos.
Para recuperar dicha armonía inicial
es necesario mantenerse en las costumbres de los ancianos y conocer las invocaciones mágicas para protegerse de las amenazas. Las costumbres y tradiciones están
contenidas en los mitos. El mundo Pemón está poblado de personajes
míticos maravillosamente reales. Los temas éticos están llenos de
enseñanzas. Cada cuento termina con la frase “El cuento sea para ti”.
Monseñor Jesús Alonso Guerrero Contreras, de la orden de los capuchinos, fue designado en diciembre de 1995, obispo de Leptimino y Vicario Apostólico del Caroní, por el Papa Juan Pablo II. Venía de dirigir a los estudiantes del teologado de os Padres Capuchinos, en Caracas. Nació en Pedregosa, Estado Mérida, en 1951. Cursó estudios de filosofía en la UCV y obtuvo el título de licenciado en Teología Dogmática en la pontificia Universidad Gregoriana de Roma. En 1977 fue nombrado sacerdote en Machiques, Zulia, y luego destinado a la Misión de Guayana. Fue Director del Centro Vocacional de Caracas, Vicario parroquial y profesor de filosofía del Seminario Interdiocesano del Instituto de Teología para Religiosos y en 1990 nombrado superior y párroco de Nuestra Señora de Belén en Mérida.
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