lunes, 12 de marzo de 2012

Expulsión de los Jesuitas


Los Jesuita, orden religiosa fundada en Francia en 1534 por San Ignacio de Loyola, con rasgos de gran originalidad, se extendió por el mundo sin restricciones gracias a la comprensión de Pablo III, y así  pudo establecerse en los llanos colombianos en 1664 de donde extendieron su acción hasta el Orinoco, desde el Aro hasta Atures.  Todo iba muy bien hasta que el Rey  Carlos III  decretó su expulsión de todos sus dominios. Siguiendo la línea  represiva de Portugal en 1759 y de Francia en 1762, contra la que se consideraba hasta entonces la más poderosa.  La presión de estos países contra la Compañía  de Jesús era tanta que el Papa Clemente XIV ordenó su disolución el 21 de julio de 1773.
Para este año de la expulsión, los misioneros con la anuencia del Gobernador de Andalucía de la cual dependía la provincia, se había dividido el territorio de Guayana así: Desde el mar hasta Angostura, los misioneros capuchinos; desde Angostura hasta el río Cuchivero, los Observantes de San Francisco y desde el Cuchivero hasta los  confines de Nueva Granada, correspondía a los Jesuitas.
A los misioneros jesuitas se les atribuye en Guayana la fundación de los pueblos Carichana, Sinaruco, San Lorenzo,  Domo, Piaroa, Atures, La Urbana, Concepción de Uyape, San José de Parguaza, Santa Bárbara, San Francisco Regis, Santa Teresa, San Francisco de Borjas, Cabruta y San Luis de la Esmeralda.  La mayoría de estos pueblos fundados desde el Cuchivero hasta Colombia, fueron destruidos por los ataques constantes de los Indios Caribes y por el abandono y muerte de los misioneros.
Dice Talavera Acosta en sus Anales de Guayana que la orden de expulsar a los Jesuitas que importante labor realizaban en Guayana y Colombia, la recibió de España el Virrey Fray Pedro  Messia de la Zerda y le tocó al Gobernador  Manuel Centurión ejecutarla. Este Virrey realizó un excelente trabajo en tres años y fundó con las bibliotecas particulares de los Jesuitas expulsados, una pública e intentó fundar una Universidad “que no tuvo efecto, porque el proyecto de estatutos que envió a las Cortes en consulta tenía ideas muy adelantadas para la época y fue rechazado por ellas”.
La Orden de los Jesuitas fue reestablecida en 1814 por el Papa Pío VII.

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